Al amigo que comienza (2)
Querido amigo:
Si ya has disfrutado con la visión de un trozo de madera y has soñado despierto con el goce del trabajo de la talla, si el olor de la madera ha hecho mella en tu pituitaria y te ha inundado la cavidad encefálica, si el suave tacto de alguna astilla clavada en la piel te ha puesto los pelos de punta y te ha hecho gritar de placer, ya está, no lo dudes más, manos a la obra. Pero te advierto: la talla en madera crea adicción. Estarás deseando tener ratos libres para dedicarte a ello.
Venga, vamos.
Primero, MADERA: