Un buen día, damos el paso, nos decidimos, atravesamos el umbral. ¿Has hecho algo antes? ¿Tienes gubias?. Las respuestas de los que llegan a las clases de VallesArt son distintas.
El primer ejercicio es casi siempre el mismo, simple, geométrico y basado en lo que nos rodea. Una simple flor, o una hoja. Tres o cuatro gubias para empezar.
Elegir el motivo, preparar la madera, calcar el dibujo y empezar a tallar.
Si no lo has hecho antes, se nota. No sabes por dónde empezar. Es algo asumido, que intuyes que hay que pasar.
Si es tu primer día y como Fredy, te concentras en lo que te gusta y dejas que retornen sensaciones olvidadas, acabas tu primer ejercicio en dos jornadas de tres horas, para asombro de tus compañeros de talla.
Fredy no duda, simplemente ejecuta cortes siguiendo una lógica que anticipa los pasos que vendrán. Sólo algunas indicaciones de Feli. Un sintoma claro.
Empezó a tallar seguramente con más juventud, que cualquiera de nosotros, y aunque haga una decada que no toque una gubia, vuelve a establecer la entrañable conexión fibra, filo, hierro, mango, mano, brazo y mente.
Un estimulo para nosotros. Un poco de competencia bien entendida es un buen acicate.
Desde que llegó, hablamos menos de talla, imitamos su silencio, y tallamos más y mejor.
Habilidad técnica que permite avanzar más en menos tiempo, ese si igual para todos.
El reconocimiento de las cualidades de los demás para la talla, es una fuente de riqueza que sólo está al alcance de quienes descubren la importancia de compartir, humildemente, esa experiencia.
El siguiente video explica lo que digo, mejor que las palabras. Un gran resultado de una gran limpieza y con buen relieve. Mirad como coloca en orden las herramientas mientras trabaja. Juzgar vosotros mismos y preguntaros si os gustaría llegar a dominar, o como en el caso de Fredy, perfeccionar, vuestro medio de expresión favorito, la madera.