En Colombia, en la ciudad de Medellín, se encuentra Villa Tallista, un centro de talla enfocado en la talla recreativa.
Alvaro, uno de sus fundadores, comenzó a tallar madera cuando era niño, con navajas y gubias de ceramista que había en su casa, ahorrando para comprar piezas de madera de balso en las papelerías de su barrio, y aprendiendo a afilar las herramientas a modo de juego, pero con los años lo abandonó por otros intereses.
Ya siendo adulto, quiso buscar un pasatiempo para entretenerse y cambiar su habitual ambiente de oficinas. Casi por casualidad encontró un curso de talla en madera, y desde entonces no ha vuelto a dejarla de lado, buscando siempre información sobre procesos de talla y las herramientas que los hacen posibles. En este proceso han sido muy importantes los diferentes maestros que han tenido la generosidad de compartir su conocimiento, y diferentes fuentes de información como ha sido la web de tallamadera.com.
Durante varios años sirvió como instructor en un taller muy tradicional de la ciudad, y a inicios del año 2021 abrió su propio estudio, buscando generar un lugar que cuente con toda la infraestructura y herramientas necesarias para que cualquier aficionado a la talla, principiante o muy experimentado, pueda adelantar los proyectos que desee.
La talla en madera es una actividad hermosa y relajante, a la que puede acercarse cualquiera que así lo desee, y que tiende a traer recuerdos relacionados con familiares mayores (o ya ausentes) que practicaban algún tipo de actividad relacionada con la madera.
En Colombia la migración masiva del campo a las ciudades no se dio hace tantas décadas. Eso hace que aún se escuchen relatos de cómo un tío, un padre, un abuelo, hacía objetos en madera para el uso cotidiano. Es muy posible que sean el tipo de historias que los niños actuales no podrán contar, pues nacieron en su mayoría en ciudades en un entorno muy diferente.
En una época en que no se tenía acceso a la superproducción industrializada de estos tiempos, muchas veces la habilidad y creatividad de las personas era la llamada a dotarla de muchos de los bienes e implementos que pudieran necesitar: una cuchara, un butaco, un bastón… y es también una realidad que frente a la enorme oferta de bienes de bajo costo con la que se cuenta ahora, basta con ir a una cacharrería o a un supermercado para adquirir a un precio muy cómodo esos elementos.
Esto ha hecho que los últimos años la talla en madera haya debido cambiar de enfoque, convirtiéndose en una increíble alternativa recreativa.
Salvo algunos escenarios de talla profesional, los aficionados tienden a hacerlo por el mero placer de tallar, por sentir la alegría que produce esculpir poco a poco un bloque de madera para obtener la figura o la forma deseada, oler la madera mientras se corta, y ver como se materializa la idea que se tenía al iniciar.
Tallar es muy relajante y gratificante, más aún si se cuentan con los medios técnicos y el acompañamiento adecuado.
El centro de talla busca precisamente ofrecer a los aficionados todos los elementos que puedan necesitar para iniciarse en el mundo de la talla en madera, y no tengan ningún obstáculo entre sus ideas y materializarlas:
Además de todo el apoyo y acompañamiento que requieran los talladores, se ofrece un espacio específicamente diseñado para tallar, material bibliográfico sobre diferentes estilos de talla, préstamo de las herramientas que puedan necesitar, afilado de las gubias y cuchillos cuando sea necesario, madera (y su debida preparación previa), o la asesoría para que puedan adquirir sus propios elementos de trabajo
más importante aún: la compañía de otras personas con los mismos intereses, lo que ayuda a enriquecer constantemente el proceso.
Puede verse una muestra del trabajo del centro de talla en sus perfiles de redes sociales:
Facebook: Villa Tallista
Instagram: @villatallista