Eduard Serra Subirà es profesor titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona en la especialidad de Técnicas y Tecnologías aplicadas a las Artes.
Es autor del libro “Guía de l´escultor per a escultors novells” ISBN978-84-475-3435-7 editado por Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona.
Recogemos una interesante definición práctica y las descripciones y consejos correspondientes a la madera como material escultórico.
“El trabajo escultórico puede ser definido como una acción destinada a producir efectos sensoriales a través de una modificación tridimensional de la materia, con independencia del hecho de que pueda provocar otros efectos secundarios.
Esta modificación de la materia consiste siempre en la alteración de alguna o algunas de sus propiedades, generalmente el volumen aplicando, sobre la particular condensación de energía que constituye cada material, una energía más elevada mediante un órgano natural, la mano que la modela, o artificial, la herramienta, que a veces la multiplica, en otras la reduce y siempre la dirige en un sentido determinado.
Arte inspirado en la violencia del canadiense Laurent Craste
El único adversario del escultor es la dureza de la materia, su resistencia a ver modificada su forma, su oposición a la singularidad.
La elección del material más adecuado para una finalidad determinada exige el conocimiento de sus propiedades.
Las aptitudes de un escultor pueden ser superadas con el aprendizaje o el estudio, pero inevitablemente las soluciones solo se pueden encontrar en la práctica y no en la teoría.
Llamamos madera al conjunto de los tres tejidos que forman la parte leñosa y rígida del árbol: el de sostén o fibroso, el conductor o vascular y el de reserva o celular.
Los componentes fundamentales son la celulosa (50%), la lignina (30%) y la hemicelulosa (20%).
El elemento fundamental son las células, la unión de las cuales forma el tejido y los tejidos forman la masa leñosa.
Se recomienda cortar los árboles de hoja perenne, (pino, encina) durante la luna nueva y en luna llena los de hoja caduca.
Es conveniente que la madera a trabajar sea un bloque formado por tablones encolados y no directamente un tronco sin trocear, si no, tarda demasiado en secarse internamente y provoca grandes grietas y deformaciones.
Cuanto más numerosas sean las uniones, menos se curvará el tablero.
La parte de la albura es la mas porosa, y por tanto padece una contracción mayor que el duramen. Un tablón que se está secando disminuye de volumen por el lado de la albura curvándose en dirección contraria a los anillos anuales.
La superficie de los tablones tienen una cara , llamada derecha, que es la más próxima al centro del tronco, y otra llamada izquierda, que es la más exterior. Para encolar dos tablones, conviene que sean encarados por sus caras izquierdas.
Se considera dureza de la madera la cohesión de las fibras: a mayor cohesión, mayor dificultad para ser tallada o serrada.
La madera tiene la capacidad de ser muy flexible y poderse doblar o torcer en sentido longitudinal sin romperse. La madera verde, húmeda y caliente, es más flexible que la seca y fría. Los árboles jóvenes son más flexibles que los viejos.
Hay que tener presente que la madera tiene la propiedad de separarse en el sentido de la fibra, (longitudinalmente), es decir se hiende o agrieta.
Es preferible no utilizar la madera inmediatamente después de la tala para evitar problemas de contracción.
El las maderas blandas, las fibras tienen tendencia a separarse y levantarse, especialmente con herramientas de corte o abrasión y se hace difícil conseguir acabados lustrosos.
Es conveniente quitar la corteza a las maderas blandas para evaporar el agua que contiene y evitar que los insectos aniden entre la corteza y la albura. Las maderas blandas se contraen más que las duras.
Para encolar, es conveniente, primero, quitar la zona de la médula o corazón, posteriormente invertir el sentido del tablón y finalmente unir duramen con duramen o bien albura con albura. Las superficies han de estar secas limpias y libres de grasa. El contacto ha de ser tan íntimo como sea posible. En algunos casos es conveniente dar una cierta rugosidad a las superficies que se han de unir. Una cantidad excesiva de adhesivo puede impedir que las piezas ajusten correctamente. Es preciso mantener las piezas sujetas hasta que se sequen.
Si se aplica una solución de yodo en un corte fresco de una madera cortada en verano, producirá una reacción que hará que la madera adquiera una tonalidad violeta. Si se aplica a una madera cortada en invierno, tomará un ligero color castaño”.