¿Qué me responderíais si os pregunto, qué es esto?
Algunos diríais que es “La Mona Lisa” de Leonardo da Vinci. Otros que es ”una pintura “ y alguno más original que es “una sonrisa”.
Todas estas respuestas son culturalistas. Provienen de una información previa recibida de los medios de comunicación.
En realidad, es una reproducción fotográfica. Nada que ver con las características materiales del soporte original de esta importante obra de arte clásico.
¿Por qué esta imagen nos resulta tan familiar?
El 23 de Agosto de 1911 un mecánico italiano, llevado de patriotismo, robó la obra del Louvre parisino y la mantuvo 3 años bajo su cama.
El hurto desató la histeria nacionalista en un momento histórico en el que se gestaba la Primera Guerra mundial.
Las revistas de la época reprodujeron en todo el mundo la imagen de la pintura desaparecida. Se hizo sumamente popular.
Para reparar la pérdida de tan enigmática sonrisa, artistas de la época prestaron su rostro en reproducciones fotográficas de la Gioconda.
Empezó a utilizarse en anuncios comerciales para referirse a nuevos avances, en tecnologías o modas, y así la bella del Renacimiento lució también la nueva falda corta.
En 1914 fue recuperada y volvió a reproducirse masivamente su imagen. Nunca antes una obra de arte había sido tan reproducida. Se había introducido plenamente en la cadena de las comunicaciones de masas.
Tanta familiarida derivó en la pérdida del respeto al original. La imagen de la Mona Lisa, se había convertido en algo de uso común “gastado”.
Un término militar , “vanguardia” es utilizado por un movimiento artístico que en 1919 presentó en una Galería lo siguiente:
Ahora, nuevamente, os pregunto ¿qué es esto?
La repuesta suele ser, una reproducción, una imagen tal vez una postal o cartel de la Gioconda.
Si os pregunto ¿es una obra de arte? la miraréis de cerca y percibiréis la intervención del artista.
Un bigote y perilla y una inscripción: L.H.O.O.Q
Es probable que os parezca una burla hacia una de las imágenes más venerables de nuestra tradición artística. Tal vez si entendiéramos el significado de la inscripción podríamos encontrar el mensaje que quiso transmitir el autor de esta aparente broma.
Los críticos de arte, interpretaron que Marcel Duchamp quiso destacar la androginia de este personaje y sugerir la del propio Leonardo.
La lectura de las letras en francés permite deducir ele.ach.ou.ou.cu. “Elle a chaud au cul” y así evidenciar, rompiendo tabues, como preconizaba Sigmund Freud en esta época, la carga erótica de tan popular figura.
El vanguardismo, de este nuevo y efímero ejército de artistas, rompe con la tradición y con todo lo establecido.
No es, desde luego, una obra de arte en el sentido habitual. No hay un arduo trabajo en su producción ni requiere habilidades especiales. El arte entra en contradicción con el sistema cultural imperante.
Luego vinieron muchos otros artistas, y en los manuales de arte se habla de “objetos manufacturados promovidos a la dignidad de objetos de arte por elección del artista”.
Duchamp argumentaba que en toda producción artística hay una utilización de materiales ya dados. La dimensión material en los “ready made” es irrelevante lo que importa es la idea que transmite.
¿Por qué reducirlo a, sólo, una imagen de diseño gráfico?
En 1963 Andy Warhol consciente de este abuso, moderno, de la reproducción de imágenes produjo “Treinta mejor que una”.
Ahora la reproducción está al alcance de cualquiera, ya no es propiedad exclusiva de los poderosos o de los poderes públicos. Todos podemos tener un “Van Gogh” en nuestra casa.
El consumismo llega así a la esfera de las artes produciendo una importante modificación del concepto tradicional. ¿Puede haber arte sin ética ni estética?
La máscara africana no fue creada con finalidad artística alguna. Sin embargo el impacto del primitivismo en la cultura occidental es el origen de otro giro importante del arte que inicia Picasso en “ Las señoritas de Avignon”: el cubismo.
¿Tu qué opinas?
La Gioconda en tres dimensiones, por obra del escultor murciano Francano, sale del cuadro, tal vez, para manifestar su opinión como dama del Renacimiento.