Tallistas - Escultores

Un fin de semana medieval

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Los primeros rayos de sol disipan las obstinadas sombras del casco antiguo.  La luz de la iniciada primavera resalta los contrastes. Viejos balcones redibujan las históricas calles. Rojos blasones se recortan contra el azul. La ciudad retrocede por unos días en el tiempo. Vuelven  las damas,  caballeros y artesanos. No hay duda, los mercadillos y ferias medievales están en auge. Dan las 10 en el reloj de la Iglesia. ¡Se inicia la fiesta!. 

Nómadas de coloridas vestimentas ocupan sus puestos en las plazas peatonales. Montan efímeros tenderetes de tela y madera.  Los aldeanos, estos del siglo XXI, se disponen al dulce arte de curiosear. Es Sábado  y hay ganas de descubrir.

 

 

 Sólo los niños, saben realmente lo que buscan.  A sus ojos resultan visibles los reyes con su séquito de soldados, acompañados de una corte de cetreros, arqueros, danzantes,  músicos, princesas,  monjes o  taberneros. Personajes resucitados de aspecto en algún caso más feroz y despiadado que el de los dragones bailarines.

 Sitúese el artesano o simple admirador de la talla, del siglo XXI, con sus gubias y madera ante su pesado banco. Un punto inamovible en el espacio. ¡Luego me paso a ver como progresas! . Una lección de trabajo, bellamente inútil.  Pero mira, ¡ahí exponen sus trabajos!.¡Qué bonito!

 Pregunta un millar de veces respondida.  ¿Qué madera és?.  Sé lo que es la tila, pero no recuerdo cómo es el árbol.

 Si fuésemos coleccionistas de palabras, las más frecuentes serían: paciencia, interesante, y exclamaciones como, ¡yo no podría!,!  u otras de sorpresa como  ¡mira! o ¡ Anda! ¡trabajan la madera!. Parece que no están acostumbrados a ver artesanos en acción.

¿Cómo se llama la técnica? ,…¿cómo se llaman las herramientas? ¿hay que hacer mucha fuerza?, ¿son cuchillas, formones, buriles?. Sólo unos pocos saben que son gubias. 

Los niños, son auténticos.  Dicen escuetamente hola,  ¿qué haces?. Hay que adivinar que inquietud hay detrás . Ya sé que es un águila, ¡vale es un águila celta!, pero yo no te pregunto eso…

Algunos acuden a sus padres para hacerles partícipes del descubrimiento, ¡una lástima cuando los sociables progenitores no muestran el más mínimo interés! 

 Los más pequeños, son peligrosos, porque no llegan y quieren ver, piensan con sus manos y las gubias tienen filos traicioneros. 

Los mayores de sesenta años, cuentan historias nostálgicas, ellos conocieron talleres artesanos en su pueblo. Mi tío o mi abuelo se dedicaba a la talla. Hubo un taller de ebanistería y cada semana venía un escultor para hacer los adornos.  

Aquí hubo una importante escuela de pintura. Lástima no haber podido conocer el auge de una técnica que hoy apenas subsiste como hobby. La  fascinante conclusión es que fue más potente de lo que parece y que se ha desintegrado en las últimas décadas.  ¿Puedo sacar una foto al San Jordi, para hacer un punto para libro?  ¡Cómo no, será un honor!

Los adultos se acercan, miran interesados y preguntan.  Para algunos es una grata oportunidad de mostrar a sus hijos un oficio casi extinto. ¡Mira lo que hacen estos señores!.  Otros manifiestan lo que les gusta,  y su tristeza porque desaparezca. Querrían que fuese posible vivir de la talla. Algunos se sienten obligados a felicitarnos… ¿por qué?. Otros denuncian desde lejos, amparándose en la  agobiante multitud, que el engaño debe estar en lo blanda que parece la madera.  Algunos sacan fotos y repiten las visitas varias veces. Viven allí. Es una forma de dar acogida al forastero. ¡Buff,..No te queda, nada!. Extraña forma de dar ánimos.

Pasan 8 horas de movilidad limitada y la vista, la espalda, las manos,  se resienten.  Son las 9. Mañana continuaremos. 

Nosotros, por dos días artesanos medievales, hemos venido para algo.  Los paisanos preguntan, trabajáis sin levantar cabeza, muy callados ,  …¿de dónde sois?.  Somos de Tallamadera.com. Nos gusta lo que hacemos.

 

Explicamos que cuando empiezas y llevas un rato te concentras de tal forma que se pasa el tiempo volando. Tallar es una gran terapia de relajación.  

Yo no podría, dicen, no tengo la paciencia necesaria, pero me gusta mucho. Todos tenemos paciencia, replicamos. Además seguro que hace falta dibujar bien. Ayuda, pero no es imprescindible. A estos les dejamos la gubia para que prueben. Algunos prefieren refugiarse en nuevos mitos.

Otro tipo de curioso, no raro en un pueblo costero como este, (Vilanova i Geltrú) cerca de Sitges, proviene del otro lado de los pirineos.  Alemanes, franceses e ingleses, manifiestan su entusiasmo pour le bois, y el woodcarving, 

Cuando mencionamos las palabras mágicas, lime, linde, bassewood  o tilier, saben de inmediato de lo que hablamos. Un inglés vió los libros que exponíamos, dijo conocer personalmente a Dick Onians, y su acompañante nos informó que gran parte de los trabajos de restauración de los retablos de la iglesia de San Pablo de Londres son obra de su mano. 

No sé si habremos logrado despertar el interés en uno sólo de los cientos de visitantes. Como aprendizaje personal, es una experiencia altamente recomendable. 

 

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