El amante de la Talla nunca se aburre. Puedes dedicar todos los minutos de tu vida a explorar los diferentes aspectos que la conforman y acabar sabiendo de botánica, filosofía del arte y la belleza, historia del arte, silvicultura, resistencia de materiales o acabar como en este caso explorando la madera bajo el microscopio.
No asustaros que sólo vamos a saciar nuestra innata curiosidad.
Lo haremos con la madera reina, el Tilo.
Vamos a observar de cerca un fragmento cúbico pulido de madera (duramen) de Tilo (Tilia europaea).
En la cara plana superior observamos los anillos de crecimiento. Esta cara es más difícil de tallar. Se llama testa en el argot. Las vetas sutiles de las otras dos caras del cubo se trabajan mucho mejor. Intentaremos entender por qué es así. Como decía nuestro Premio Nobel la anatomía microscópica explica siempre la función.
El corte perpendicular al tronco en el sentido de su crecimiento se llama corte en sección o transversal. Los otros dos cortes que conforman la esquina se llaman radiales. Aún hay un tercer corte que hemos dibujado con líneas de puntos que se llama tangencial por tocar tangencialmente a los anillos de crecimiento. La anatomía de estos tres planos que puede visualizarse con una lupa de bolsillo de 8 a 12x, es exclusiva de cada especie y permite identificar el árbol que la produjo.
Pero no es este nuestro objetivo. Vamos a ver bajo la lupa la testa del Tilo. La densidad y tamaño de los vasos es uno de los factores que determina el comportamiento de la madera.
Resulta notable el tamaño comparativo de las traqueidas en una conífera como la Pícea navideña (Picea excelsior) Miden de 25 a 35 micras y en longitud 0,5 a 5 mm.
En el Tilo hay poca diferencia entra el tamaño de los poros de la madera que crece en primavera y en otoño.
Es pues una estructura densa muy uniforme, Los poros se difunden en la estructura de fibras de madera. El comportamiento al corte es bastante regular y la madera puede cortarse sin que haga extraños en casi cualquier dirección.
No tiene tantos refuerzos radiales ni tantas fibras pequeñas de madera como los que aparecen en aquellas más duras como el roble o el haya.
Con esta imagen de células de pared gruesa que forman rosarios con tabiques cada 1 a 5 mm en toda la longitud del tronco y que una vez transportaron agua, vamos a deducir el comportamiento de la madera al corte.
La presión que tendremos que ejercer para clavar el filo de la gubia o del cuchillo, va a ser muy diferente según cortemos los tabiques tubulares desde la testa de la madera, en sentido de la fibra o de forma oblicua. El riesgo de rotura incontrolada va a ser muy diferente en cada caso.
El duramen o madera del tronco del árbol es el que soporta el peso vertical de toda la copa incluso bajo una fuerte nevada. Por lo tanto las fibras ofrecen su mayor resistencia en dirección vertical.