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Vimos que el afilado manual es la mejor manera de controlar la abrasión y su efecto en la herramienta, permite adquirir la sensibilidad táctil necesaria y familiarizarse con el filo de cada una de nuestras gubias. Es poco el material que se extrae y no hay riesgo de sobrecalentamiento.
No hay una única forma de afilado. Todas son válidas si se dominan y llevan al resultado deseado con el menor impacto posible sobre las gubias.
Más abajo tenéis la ocasión de aprender de Feli y sus alumnos una de ellas.
Vamos a hablar del afilado con piedras abrasivas naturales.
Las técnicas auxiliares como esta del afilado se perfeccionan mediante la combinación de varias buenas prácticas.
• ensayo de técnicas y maneras de proceder,
• observación y valoración de los resultados,
• el esfuerzo de racionalizar las causas de ese resultado, sea bueno o malo.
Sólo la repetición y la lucha solitaria con los obstáculos hace maestros.
La constancia desarrolla las habilidades manuales y mejora la percepción del resultado. En este sentido trabajar siempre con un tipo de gubia y con la misma madera suponen una ventaja añadida. Es más fácil extrapolar los resultados a otras situaciones.
Hay un fundamento teórico detrás de cada habilidad.
Quiero traer a vuestra consideración algunos principios que luego veréis desarrollarse de forma práctica en el vídeo.
Empezaremos afilando una gubia recta PFEIL 1 /12.
Es una gubia de doble bisel que viene muy bien afilada en origen con una geometría muy definida y con un ángulo muy agudo de 18-20º.
He averiguado que PFEIL desarrolla sus propios programas de afilado en colaboración con el fabricante de las máquinas de control numérico. Estas son alimentadas mediante un cargador con capacidad para 6 herramientas. El robot efectúa el afilado de sus gubias de una en una. En el pasado el proceso era manual.
En la fotografía original y su copia de contornos podemos ver algunas rayas del afilado original que PFEIL realiza de forma muy estudiada en cada una de sus gubias.
Decíamos que el primer paso es la observación. Nuestro objetivo reproducir el acabado de origen.
En la hoja vemos líneas rectas longitudinales. El bisel presenta esas mismas rayas algo oblicuas.
Tras dos años de trabajo en las manos de un principiante aparecen otras rayas que se cruzan y que no son más que arañazos, golpes con la piedra de afilar o lo que es peor golpes con otras gubias.
Observamos que el bisel ha sido afilado por ambas caras con un cierto ángulo respecto al eje de la muela.
La segunda observación es que se aprecian en la foto pequeños brillos blancos en el filo y un bisel pequeño más visible cerca de la esquina inferior.
Para saber si necesita o no afilado utilizamos la prueba del papel que vimos en el capítulo anterior.
¿Qué ocurre si afilamos separando excesivamente la hoja del plano que forma la piedra?
En el caso 1 vamos a generar un nuevo bisel en la punta. Será muy corto. Su ángulo será de 25 a 30º. Puede pasar la prueba del papel.
Hemos afilado la gubia pero hemos aumentado el ángulo del bisel. La gubia ya no corta las fibras. Empieza a producirse el efecto cuña del que hablábamos en el primer artículo de esta serie. Acostumbrados a un corte fácil nos parecerá que el afilado dura muy poco.
La calidad de la superficie tallada empeora y la gubia se controla peor en el corte.
Sucesivos afilados nos conducirán al caso 3
El caso 2 intenta aproximar el bisel original lo máximo posible a la geometría inicial. Debe ser nuestro objetivo.
El Caso 3 es el de una gubia de perfil originalmente más corto. No sólo el corte es peor sino que nos induce a afilar levantando aún más la hoja, empeorando la situación tras cada afilado.
En la siguiente figura cedida por Thomas Becher se resume el efecto de varios afilados. Si no intentamos mantener el ángulo original 1 llegaremos a la situación 4, en la que el filo cada vez se redondea más y se afila con un ángulo mayor.
Por último una observación sobre las piedras. La auténtica piedra “Arkansas” proviene de afloramientos de materiales paleozoicos (ordovicicos y devónicos 200 millones de años antes del Jurásico) de las montañas Ouachita en el estado de Arkansas (USA). Aparecen en bloques de un tipo recristalizado de sílex que se llama Novaculita.
Es este un mineral de dureza 6,5 en la escala de Mohs, (el diamante es 10 en esta escala) o lo que es equivalente de 69 HRC en la escala Rockwell. Debéis tener muy presente que el acero de nuestras gubias tiene durezas de 57-59 HRC.
Hay una enorme confusión en Internet sobre estas piedras. Hay incluso variedades sintéticas baratas que utilizan desechos del mineral original que se trituran y compactan con un aglutinante artificial. Son muy poco recomendables ya que se desgastan rápidamente.
Se habla mucho de la piedra "negra de Arkansas" con un grano muy fino de 8 micras. Apenas se usa para herramientas de talla. La variedad Washita de grano mayor, unas 20 micras llamada “Arkansas suave” tampoco se utiliza por su carácter más abrasivo.
La variedad “Arkansas” que algunos llaman “Arkansas blanca dura” es la que utilizan los tallistas. De grano FEPA P1500 (Federación Europea de productores de abrasivos) se caracteriza por su tamaño de grano de 14 micras. La piedra original tiene coloraciones que van del blanco al gris oscuro más o menos traslúcido u opaco.
Podemos evitar suspicacias adquiriendo uno de los juegos originales de PFEIL. Aunque tengan diferentes tonos y trasparencias todas provienen del mismo mineral. Tienen formas diferentes para llegar a los diferentes biseles interiores.
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Deben usarse con una o dos gotas de aceite fino de máquina de coser (aceite de camelia). El frasco de 250 ml de PFEIL dura muchos años.
El agente abrasivo se origina con pequeños cristales de cuarzo que se combinan con la película de aceite. En seco puede desprenderse alguna partícula mayor. Sin esa película lubricante aumenta el riesgo de arañar la superficie.
Si se retira con un trapo el aceite sucio después de cada uso se mantienen razonablemente limpias.Se pueden limpiar con un jabón lavavajillas y un estropajo.
Bien utilizadas no necesitan ser rectificadas contra una superficie más dura ya que apenas se desgastan. Duran muchos años si no se os caen al suelo.
Si las gubias son grandes podemos usar piedras mayores o mantener fija la gubia y mover la piedra sobre el filo. Lo veremos en un próximo capítulo,
Os dejo con el instructivo vídeo de Feli y sus alumnos.
¡Tomar buena nota!
Estaremos encantados de conocer vuestros pequeños trucos de afilado.
Continuará...