Cuerda, cordel, soga, brida, bramante, ronzal, guita… da lo mismo. Debe enredarse de forma que no tenga fin. Si se sigue una cinta desde un punto ha de volverse al mismo punto tras recorrer todo el dibujo. Cuanto más complicado mejor. No hay mejor defensa contra el mal. El diablo celta “se pierde” en ellas.
Feli ha explorado las peculiaridades constructivas y posibilidades artísticas de la no dificultosa talla en madera de bordones que se entrecruzan.
Ha hallado el secreto mejor guardado por los druidas. Existe una ley arcana que permite dibujar cintas que por más que se retuerzan empiezan donde terminan.
Vamos a desvelarlo para vosotros.
Semejantes grecas protectoras tienen un noble efecto. Sirven de marco a nuestras tallas en relieve y constituyen un antiguo y muy extendido ornamento. Seguro que os inspiran.
Aunque no es imprescindible, en una noche invernal con luna llena, aposentados frente a un buen fuego de leña, dibujar con el compás tres círculos concéntricos. Dividirlo en cuatro partes y dos veces más por la mitad. Obtendréis 16 sectores iguales. Primer secreto: Dos círculos concéntricos y un número múltiplo de divisiones aseguran que se cumpla el prodigio de empezar donde termina. Ojo no se entere el diablo.
Siguiente paso dibuja en el centro de cada segmento exterior un punto mágico
Obtendréis una estrella que llamaremos “protectora celta”
Repetir el proceso para los sectores internos.
Hemos llegado a lo que vamos a llamar “constelación secreta.”
Para el siguiente paso hay que mantener la “cordura”. Ya estamos muy cerca del final.
Unimos los puntos 1 , 2, 3, 4 con un trazo curvo de forma consecutiva.
Al borrar las líneas que estorban, el resultado será algo similar a esto:
Sobre esta base podemos llevar cualquier motivo.
El que sigue tiene más dificultad. Primero hay que desarrollarlo en línea. Descubriendo sus secretos constructivos.
Descubierto el enigma, es posible adaptarlo a cualquier forma.