Entender el principio constructivo de las trenzas celtas permite adaptarlas a la talla de cualquier motivo.
Una buena forma de aprender tallando consiste en practicar el cincelado de motivos geométricos.
Los celtas dedicaron muchos esfuerzos a desenmascararlos.
Nuestro oráculo celta particular nos propone explorar el mundo de las cintas entrelazadas.
Una extraordinaria fuente de posibilidades surge de esa búsqueda. Pasen y vean.
Cuesta aprender que no sólo hay que aferrarse a la gubia para iniciar obras definitivas. Nuestro ideal, el resultado soñado, queremos que sea original, llamativo y fácil de realizar. Es difícil renunciar a todo ello y seleccionar un boceto sólo para practicar y aprender.
Las composiciones geométricas ofrecen, en este sentido, oportunidades satisfactorias. Los artistas explotaron el filón con resultados asombrosos. Basta con observar la filigrana de los rosetones del románico y del gótico.
Los símbolos celtas han sido repetidos por grandes artistas cautivados por la elegancia de sus formas y la magia que emiten, al evocar nuestro vinculo inquebrantable con todas las fuerzas de la naturaleza.
Formas que principian donde acaban, en bucles sin fin. Aún nos seducen e impresionan a pesar de sus 4000 años de antigüedad. Una sola llave muy sencilla las inicia y en su giro se construyen solas, como por arte de magia, entre los límites prefijados.
En algún punto del camino que conduce a evocar la habilidad celta para retorcer la materia, Feli ha encontrado su propia alquimia. He aquí algunos de los efectos.
Sirva para aumentar nuestro repertorio y como inspiración para futuros trabajos.
Otro camino inexplorado se abre ante nosotros si dibujamos plantillas como las que siguen. En realidad dibujamos los límites de nuestro dibujo. El esqueleto sobre el que vamos a construirlo.
Podéis hacer fotocopias y de esta forma tendréis duplicados siempre disponibles, persistentes al borrar del lápiz si equivocamos el camino.
En ellas variamos el número de divisiones “D “de la circunferencia, (5 o 20 en los ejemplos) y el número de círculos concéntricos, “ CC ”.
Para dividir la circunferencia en D partes iguales necesitamos calcular el ángulo “A “que mediremos con el transportador. A = 360 /D.
En la plantilla hecha con el ordenador, el ángulo es de 360/20=18º para 20 divisiones.
Como muestra partiremos de una plantilla de 4 circulos concéntricos y 10 divisiones.
Podemos unir un punto y su adyacente con un único salto de círculo cada vez.
Otra posibilidad es unir puntos consecutivos con saltos de dos en dos.
Una solución intermedia supone descansar en el primer paso y saltar en el segundo.
Como resulta fácil de entender el resultado es diferente en cada caso.
Lo inquietante es que no sabemos cual va a ser hasta que la última línea confluye por si misma en el punto de partida.
Para el primer patrón de salto (uno a uno) el resultado es una trenza pentagonal.
Convertida en cinta, podemos tallar un ramal sobre el otro en lo que sería un trenzado sin fín.
Las exploraciones de Feli le llevaron a otra forma de construir la simple triqueta celta
Pero también a formas muy complejas y estéticamente inquietantes como la que sigue.
No lo dudes, trabaja, aprende, prueba, comparte…Hay un espacio para ti en Tallamadera.com.