Hoy quiero mostraros la visión que, sobre lo que llamamos arte o actividad artística, tiene la Ciencia.

Los bosquimanos lograron adquirir los conocimientos, herramientas y habilidades necesarias para sobrevivir a los rigores del Kalahari, soportando un calor atroz sin una sola gota de agua superficial, durante meses. No es sorprendente, otras muchas especies han hecho lo mismo.

Lo asombroso es que el mismo cerebro que permitió a los pigmeos, vivir en el Kalahari, permitiera también a los esquimales adquirir conocimientos, herramientas y habilidades tan distintas, necesarias para vivir sobre el hielo.

Los mecanismos psicológicos que permitieron la cultura acumulativa puede haber sido favorecida por la selección natural porque permitió a los homínidos explotar un rango de hábitats mucho más amplio que el de cualquier otra especie animal.

Chimpancés y orangutanes pueden aprender por observación de sus congéneres o de sus cuidadores, y transmiten nuevas habilidades a sus crías, en lo que serían rudimentos culturales.

Lo que puede afirmarse es que ningún otro primate depende tanto del aprendizaje observacional como los humanos. Somos capaces de usar habilidades y conocimientos que no pueden ser adquiridos por un solo individuo.

El arte nace, de manera natural, de nuestro cerebro, de su actividad neuronal.

El artista utilizaría, consciente o inconscientemente, una serie de técnicas que permitirían excitar de una manera especial y placentera las áreas perceptivas de nuestro cerebro.
Cada factor que compone lo percibido es analizado en diferentes partes del cerebro. Cuando vemos una obra de arte procesamos los colores en una región, en otra las formas, en otra las posiciones en el espacio, en otra el movimiento,…La unión de la actividad de todas estas zonas de la corteza cerebral da lugar a una percepción consciente del objeto.

El arte existe porque produce placer, y produce placer porque excita estas áreas perceptivas de una manera más intensa de lo que es capaz de excitarlas el mundo real.
Estas áreas están conectadas directamente al sistema límbico, zona central donde residen las emociones.

La razón de que la sobreexcitación de esas zonas produzca placer está en que nuestro sistema cognitivo está hecho para sentirse satisfecho cuando encuentra algo importante, algo relevante, en el ambiente.
Se han identificado al menos ocho mecanismos de sobreexcitación que explota el arte: La exageración de determinados atributos de un estímulo, el centrarse en destacar sólo uno de esos atributos, (forma, color, movimiento…), la exageración de los contrastes, incluir formas camufladas que producen placer al ser descubiertas, la resolución de problemas perceptivos es gratificante, preferir interpretaciones visuales genéricas en lugar de concretas, (metáforas), lo profundo y la simetría.