El mundo de las ideas tiene y tendrá una enorme influencia en el arte.
Desde la antigua Grecia hasta el minuto que acaba de escapar.
Dudar es la base de la sabiduría.
¿Tienes vértigo?.
La primera prueba a la afirmación anterior exige un salto en el tiempo de 2.263 años.
Desde la Atenas de Platón al París del barón Pierre de Coubertin y el lema olímpico, “Citius, Altius, Fortius” . Más rápido, más alto, más fuerte”
Freud, un neurólogo vienés nacido en 1856 descubrió la importancia del subconsciente humano. Es tan extenso y potente que suele surgir de repente y traicionarnos.
Un pastor protestante con varias hijas esperaba la visita del obispo. Este tenía una nariz excepcionalmente grande.
Las obedientes hijas recibieron la orden de no hacer ningún comentario sobre su nariz. Cuando llegó, las encantadoras jóvenes se esforzaron al máximo. Intentaron por todos los medios no mirar siquiera la nariz.
Una de ellas sirvió los terrones de azúcar para el café. Se colocó delante del solemne obispo y dijo: ¿le apetece un poco de azúcar en la nariz?
Basándose en la lectura de las obras de Freud, André Bretón publicó en 1924 su “Manifiesto surrealista.”.
El arte debe brotar del subconsciente, dijo. El artista recogería en una libre inspiración sus imágenes soñadas y llegaría a un resultado en el que no existe diferencia entre el sueño y la realidad.
El lienzo, el bloque de madera se llenará de imágenes del subconsciente si se deja que guie la mano del artista.
