Hay que ser muy observador. En la antigüedad, había mucho tiempo para serlo. Los brazos del roble son poderosos. Crecen horizontales venciendo sobradamente la fuerza de la gravedad. Los del tilo son gráciles. La copa del roble es achaparrada, hercúlea. La del tilo es cónica , ovoide, de formas redondeadas y apretadas muy tupidas, exuberantes.
La piel del roble bajo la corteza es dura y obscura, la del tilo pálida, casi blanca. Su delicada corteza embalsamada, sangra con la más mínima herida. El olor acre de uno es suave bajo el otro. Uno es tormentoso el otro acogedor. El tilo da flores perfumadas de propiedades calmantes y sus hojas tienen forma de corazón. En invierno sus brotes se cubren de púrpura como el rostro de una joven.
No cabe duda. Se complementan. Si uno es un dios el otro, claramente debe ser una diosa. No faltaba imaginación para alimentar la leyenda con la que amenizar las veladas junto al fuego en las noches de camino.
El poderoso dios griego Océano tuvo una hija a la que llamó Philyra.
Cronos hermano de Océano tuvo una hija a la que llamó Hera.
La ninfa Philyra cometió incesto con su tío que se transformó en caballo para no ser sorprendido por su esposa Rea, mientras Philyra lo hizo en yegua para huir del acoso. Como resultado nació Quirón un monstruo mitad hombre mitad caballo. Hera había castigado esa unión.
La ninfa arrepentida pidió a su padre Océano que la transformara en un árbol. Apenado la transformó en un bello tilo. Su hijo aprendió a sanar y ella enseñó a los hombres a fabricar papel ofreciendo su perfume medicinal su hospitalidad y belleza.
De carácter pragmático sus vecinos romanos utilizaron la madera ligera y flexible del tilo para fabricar los mangos de las lanzas romanas o telum.
No obstante en la tradición romana, Ovidio recoge una leyenda según la cual Jupiter y Mercurio pidieron hospitalidad a un matrimonio. Como premio les concedieron su deseo de que al morir lo harían al mismo tiempo. Cuando llegó el momento ambos se cubrieron de follaje. Él se convirtió en roble, el árbol de Júpiter y ella en tilo "Tilia", el árbol de mercurio sanador, con hojas grandes de tamaño y forma de corazón, símbolo del amor imperecedero.
Para los pueblos germánicos, el Tilo era el árbol consagrado a la diosa Freya. La madre protectora de la vida y el amor. Aún hoy en día distintos pueblos centroeuropeos celebran bodas y fiestas bajo un Tilo. Un enorme tilo presidía desde la plaza o junto a la iglesia, la vida social que transcurría a la sombra del venerable. En las noches de verano, presenciaba los idilios, las fiestas y los bailes que se celebraban a su alrededor. De ahí, uno de los nombres en alemán "tanzbaum" (el árbol de la danza). En el grabado holandés del siglo XVIII se muestra el tipo de poda que aún se practica en Baviera y la construcción del área de baile bajo su copa. El nombre más común es lind, declinación del verbo lindern que significa aliviar, calmar, apaciguar.
En algún pueblo de Alemania se creía que un tilo proveía de niños a toda la región. También se plantaba tradicionalmente para conmemorar los nacimientos y formaba parte de rituales de amor y fertilidad.
En países como Bélgica y Suiza, se consideraba un símbolo de libertad. A sus pies tenían lugar las deliberaciones y juicios,
En la tradición lituana, los hombres ofrecían sacrificios al dios Perkunas que asociaban al roble. Las mujeres lo hacían al tilo.
La familia del tilo está formada por 41 géneros y alrededor de 400 especies, repartidas en las regiones tropicales y subtropicales, y sólo unas pocas en las regiones templadas del Viejo y del Nuevo Mundo.
Tilo o tilero en castellano
Tell en catalán
Ezqui hostozabala en eusquera
Tileiro en gallego
Es un árbol robusto que puede medir hasta 30 m o más de altura y puede alcanzar una edad máxima de 1000 años. Antes se decía de él que crece durante tres siglos, vive tres siglos y tarda tres siglos en morir.
Tiene una copa amplia con muchas ramas y abundante follaje. Las hojas se sitúan casi horizontalmente y por ello la sombra que proyecta es muy densa. Admite una poda intensiva, como hemos visto.
El tilo de tronco hueco de la fotografía (Tilia platyphyllos) se encuentra en el Sur de Baviera. Se le calculan 1000 años de edad. La madera de tilo es demasiado blanda para perdurar. El perímetro del tronco es de 15 metros. Lo llaman Wolframslinde, el tilo de Wolfram von Eschenbach, trovador que escribió el poema épico Parsifal, el caballero que fue en busca del Santo Grial. La tradición dice que algunas de las estrofas fueron compuestas bajo la sombra del tilo.
Hay una versión española de esta historia. Tiene como protagonista un tilo monumental (Tilia platyphyllos) que se encuentra en Vidiago, Llanes (Asturias). Tiene 300 años, 22,5 m de altura, un perímetro de 6,42 m y un diámetro de copa de 27 m. El escritor José Zorrilla en otoño de 1882 solía sentarse bajo su sombra a escribir sus versos. Tenía 65 años y fue invitado a pasar tres meses en el palacio de su amigo Manuel Lamadrid.
En Cataluña hay 11 Tilos monumentales catalogados. El más alto de ellos el Tilo de Masjoan mide 30,5 m de altura. El de mayor perímetro del fuste hace 3,65m.
El Tilo de Masjoan, está situado en el límite de una finca dedicada al cultivo de árboles. Guarda una valiosa colección de coníferas monumentales y se halla muy próxima a la población de Espinelves con bella iglesia románica dentro del macizo del Montseny. El progreso, la construcción del eje transversal, ha arrinconado este ejemplar de Tilia platyphyllos que se alza altivo al pié de la nueva vía rápida que une Lérida con Gerona.
Similar suerte han tenido dos ejemplares monumentales de Tilia tormentosa en Llinars del Vallés La bella construcción modernista que armonizaba con su jardín ha sido substituida por un bloque de ladrillo. La presión popular ha permitido salvaguardar estos dos bellos ejemplares, rodeados en la actualidad por ingente cantidad de desechos de la obra.
No es infrecuente, la presencia de los inconfundibles tilos en las avenidas y jardines de nuestras ciudades. El parque de la Ciudadela, y la Rambla de Cataluña en la capital Barcelonesa, como podemos ver, exhiben bellos ejemplares, alguno de considerable tamaño.
En la siguiente tabla se muestran los datos biometricos de algunos de los tilos monumentales de Cataluña catalogados por la AEA, Asociación Española de Arboricultura.
Han pasado 18 años desde su primera protección. Los ejemplos anteriores de dos de los que aparecen en la lista ilustra las dificultades de la conservación de estos amables gigantes centenarios.